Historia de un panadero

Es la historia de un Panadero que trabajaba para una panadería ubicada en el centro de la ciudad la cual vendía muy buenos panes. Todos los días la gente hacía fila antes de que la panadería abriera para poder comprar. Sus anuncios, por la toda la ciudad eran característicos, tenían un personaje que cada lunes daba un mensaje de ánimo para iniciar la semana. Y no se diga del pan, era un pan fresco, aromático y de buen sabor.
El panadero llevaba en el puesto más de 15 años.
Era el encargado de toda la cocina y sabía los secretos de cada pan elaborado. Se sabía de memoria las recetas. Un buen día, el dueño llegó a la cocina y encontró uno de los sacos de harina abandonado y húmedo en la esquina. Se puso furioso y regaño al panadero por la merma de harina y la suciedad que eso provocaba. Mientras levantaba el costal se puso a pensar que si él hacía el pan que la panadería vendía, si tenía las recetas, si él trabajaba y controlaba a la gente ¿por qué mejor no poner su propia panadería?
Hablando con su compadre, este le dice que se anime a poner su panadería. Pero el panadero no tiene el dinero suficiente, solamente tiene 30 mil pesos de los 200 mil que necesita. Su compadre le dice que él quiere invertir su dinero y tiene lo que le falta para poder abrir su panadería. Se emocionan los dos de que ahora serán socios. El panadero dice que por lo mientras, él puede prestar el carro para ir a comprar los ingredientes. Deciden asociarse, entonces el panadero va y compra el equipo que necesita, busca y encuentra un lugar para rentar. Y empieza el primer día de trabajo. Se levanta de madrugada y empieza a hacer el pan, por fin tiene la primera ronda de pan y abre sus puertas. No tiene una fila esperando a que compre su pan. No se acaba el pan y él ya tiene preparando la segunda ronda de pan. Sale la segunda ronda y de la primera aún sigue más de la mitad en el exhibidor. Eso le sucede las primeras dos semanas. Al inicio de la tercera semana va su compadre y le pregunta ¿Cómo vamos con el negocio? El panadero le dice que el pan no se vende como debería pero que tiene una idea, que va a hacer pan y lo va a ir a vender a las tiendas cerca de ahí. Para llevar el pan, le dice, voy a utilizar el carro todas las mañanas para ir por los ingredientes, y después para ir a repartir el pan.
Lo intentan por las siguientes dos semanas. Las ventas incrementaron, pero solamente lograban vender la primera ronda de pan. El compadre preocupado lo va a ver un lunes y le dice que habrá que hacer algunos cambios para poder dejar de perder dinero de seguir así no quedará nada de la inversión para finales del próximo mes. Los problemas comenzaron a asomar la cabeza.
El panadero seguía haciendo dos rondas de pan, porque eso solía hacer en la otra panadería. Su compadre iba todos los días a revisar los números, pero pareciera que solamente iba a buscar pelear. El panadero se enojaba porque su compadre solamente iba a revisar los números y no trabajaba ahí, no podía saber a lo que se enfrentaba todos los días.
Un buen día, las ventas fueron geniales. Por primera vez tuvieron ganancias. (pongo un día como periodo por temas de practicidad) Al hacer cuentas resulta que tuvieron mil pesos de utilidad, por fin se repartirían ganancias. Entonces el compadre le dice 15% para ti y 85% para mí. El mundo estalló. Para el compadre, él merecía el 85% por que es el porcentaje que representaba el total de la inversión. El panadero había puesto 30 mil pesos y el compadre 170 mil. Por lo que el panadero le dice que él no solamente había puesto 30 mil, también había puesto un carro y ese carro valía, al menos, 50 mil. El compadre acepta el carro como aportación.
Un día, durante la repartición del pan, nadie supo quién tuvo la razón, pero el resultado era un golpe al carro del panadero. Habría que repararlo así que decide utilizar dinero del negocio para la reparación. Porque, para el panadero, el carro ya es de la empresa y la empresa se tiene que hacer responsable. Pasa un tiempo y un proveedor exige su pago, que a falta de ventas no han podido liquidar su cuenta anterior. El compadre propone al proveedor aceptar el carro como pago, a lo cual el proveedor accede. El panadero se niega rotundamente, el carro es un regalo de su abuelo y no se puede vender. En ese momento, para el panadero, el carro ya no es de la empresa.